EL ORIENTE: AMPLIAR EL CÍRCULO

De Germán Ojeda, profesor de Economía

Tengo escrita una teoría sobre la Asturias contemporánea que se resume así: la Asturias de los dos últimos dos siglos es el resultado de la exportación  -y también de la explotación- de dos recursos naturales, de dos materias primas, el carbón y el emigrante, la hulla y el asturiano, de ese mineral “acaso más precioso que el oro y que la plata”, como escribió Jovellanos, y también de la exportación, o sea de la emigración, de cientos de miles de asturianos a otras tierras y especialmente a la América española. Unos, los hijos del carbón, identifican la Asturias central, otros, los hijos de la emigración, definen a la Asturias periférica; unos, los mineros, han construido la Asturias industrial, la Asturias proletaria y fabril, la Asturias “borracha y dinamitera”, la Asturias del 34, la “Asturias patria querida”  de los españoles. Otros, los emigrantes, son los hijos de la Asturias rural y los padres de la Asturias campesina.

La Asturias central no se entiende sin el carbón, que impulsó el movimiento obrero, el crecimiento económico, el desarrollo urbano, el despegue industrial y hasta la articulación de las comunicaciones norte sur que unen las cuencas mineras con los puertos. La Asturias periférica no se entiende sin la emigración ultramarina, conformada por el indiano rico y el emigrante anónimo, que devolvieron a su tierra de origen la arquitectura indiana y en general dinero para que sus padres pudieran comprar un trozo de las tierras que antes llevaban en arriendo, o que financiaron colectivamente los caminos, las traídas de agua, los cementerios y hasta las escuelas donde se educaron los jóvenes convecinos, esto es,  las “obras públicas” del medio rural también vinieron de ultramar.

Los asturianos periféricos somos hijos predilectos de la emigración, especialmente dirigida a Cuba, a México y a la Argentina. De allá vinieron en efecto las  grandes remesas que transformaron las alas asturianas haciendo nuestras vidas más humanas y nuestras villas más hermosas, pero también vinieron las culturas mestizas, como es por ejemplo el traje tradicional que visten en fiestas las llaniscas y cabraliegas  que vino de México, o ese famoso arroz con leche que vino de Cuba y que los asturianos introdujimos en la gastronomía española.

En resumen, sabemos que la Asturias oriental no es como la Asturias central,  pero tampoco como la occidental, algo gallega y desde Taramundi también afiladora, vaqueira y además carbonera. Asturias es  en efecto la región más plural de las Españas, por eso es la única que se nombra en plural.

Hasta aquí habían llegado  mis observaciones sobre las Asturias, pero ahora desde “Crónica Circular” me piden  que escriba algo sobre el oriente de Asturias. Pues bien, para mí, “El Oriente de Asturias” se escribe en cursiva y con mayúsculas, era un periódico de mi tierra que después de más de siglo y medio de existencia lamentablemente ha desparecido hace poco tiempo, un periódico que unía semana tras semana a los convecinos de Llanes, de Cabrales y de las Peñamelleras con sus hermanos de la emigración y del otro lado del Atlántico, que reforzaba los lazos de fraternidad con informaciones locales sobre la vida y milagros de los pueblos y las gentes del oriente.

Ese viejo “Oriente” de papel nos contaba asimismo lo que pasaba por allá, por México o la Argentina, pero si llegaba el caso también nos informaba una semana tras otra –lo hizo durante cerca de 4 años- de asuntos muy grandiosos como la guerra de Cuba contra los malvados yankis a través del “corresponsal” Pin de Pria, mientras nosotros íbamos andando de vez en cuando en rogativa a Covadonga para pedirle a la Santina que “la joya de la corona” colonial siguiera siendo española.

Así que el viejo “Oriente” nos contaba en sus crónicas lo que les pasaba aquí o allá a los Sordo o a los Porrúa, a los Niembro o a los Ruenes; nos contaba cómo los cabraliegos pobres iban andando a Madrid a trabajar,  o cómo los llaniscos que no pudieron emigrar para “hacer las Américas”  tenían que ir a las tejeras de Castilla en los meses mayores del verano para ganar unos reales, mientras dejaban solas a sus mujeres al frente del trabajo y de la casa, al cuidado del campo y del ganado, tirando de los niños y los viejos, en un quehacer agotador y esclavo sin remedio que nos mantuvo vivos y que nos transmitió una cultura y un ejemplo: nuestras antiguas mujeres campesinas merecen cuando menos un monumento que todavía está por levantar.

Pero muerto “El Oriente” se acabó el oriente, la conexión exterior y ultramarina de nuestras dos orillas, de nuestras dos almas y de nuestra común historia compartida. Ahora viene felizmente la “Crónica Circular” a resucitar un nuevo oriente más transversal, más democrático y más grande todavía, hecho del nuevo papel mediático audiovisual para contarnos con imágenes y sonidos, con videos y documentales, los dos mundos que nos identifican.

Ahora el oriente llega hasta lo que el gran geógrafo Ferrer Regales llamó “la rasa costera de la marina oriental”, esto es, hasta Villaviciosa y Colunga por la mar, y además  hasta Ponga e Infiesto por la montaña. Un nuevo mapa oriental más abierto y extenso, un mapa que igual que la Asturias Central, resultado de la explotación de dos recursos naturales –el carbón y el emigrante-, es hijo también de la explotación de otros dos recursos naturales, los ecosistemas del mar y la montaña, una montaña de prados y de rocas para el cultivo y los quesos, y  una mar para el turismo y la pesca.

Y es aquí donde “Crónica Circular” tiene su reto principal: además de seguir conectando los corazones y las historias de sus hijos perdidos por la geografía ultramarina como el viejo “Oriente” de papel, debe conectar nuestros recursos naturales y etnográficos con el mundo, lo que supondrá ser un militante activo en defensa del patrimonio natural, de los picos y los acantilados, de los montes y de las playas, para así ampliar  verdaderamente el círculo: que las gentes de las Asturias orientales puedan si quieren hacer las nuevas Américas sin salir de su tierra como resultado de poner en valor por todas partes y por todos los “medios”  nuestro maravilloso patrimonio natural.

Con los nuevos tiempos de internet y las nuevas tecnologías, con “Crónica Circular”, ha nacido una nueva Asturias oriental que se reconoce en el montañismo de los Picos de Europa y en el mar de Tor de Celso Amieva, en el Archivo de Indianos y en los indianos y los emigrantes, en los tejeros de Castilla y en la espiritualidad de Covadonga,  en la primera editorial mexicana  de unos borbolleses llamada Porrúa y en el primer gobernante de Chile y Libardón apellidado Piñera. Una nueva Asturias oriental que después de tanto ir y venir en el pasado por los rincones ultramarinos habrá encontrado por fin en su naturaleza y en su patrimonio el futuro. Protegerlo de los nuevos señores feudales de la especulación urbanística que todo lo destrozan hará de este gran oriente asturiano la nueva “joya de la corona” de nuestra tierra.

Germán Ojeda

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