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Dónde está Fusión
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Líneas de trabajo
La Casina Mágica
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Fiestas y cumples
Intervencion educativa
Clases de apoyo
Actividades deportivas
Talleres de baile y generales
Actividades extraescolares con AMPAS y Coles
Nuevas iniciativas; «Al cole en bici»
Intervención social
Acompañamiento de niños
Comedores escolares
Integración social
Animación sociocultural
Cabalgatas, Haloween, carnavales
Viajes de fin de curso
Actividad en Residencias
Con Asociaciones de Mayores
Organización de eventos
Gestión del ocio y tiempo libre
Teatro infantil y juvenil
Actividades de fin de semana
Parques lúdicos: Navidad y Semana Santa
Campamentos de verano
Responsabilidad y solidaridad
La responsabilidad social corporativa de la empresa Fusión es transitiva: todas sus monitoras/es incorporan la propuesta de la Empresa y voluntariamente extienden a niños, asociaciones y otros colectivos la acción solidaria: la participación desinteresada de los monitores en las acciones de compromiso social que promueve Fusión es la clave que las hace posibles.
Las camisetas de Fusión
Fusión emplea camisetas de diferentes colores, con el logo impreso, para el desarrollo de sus actividades. El precio de venta es de 10 euros. En él, se incluye un incremento de 2 € (el precio de coste es de 8 euros), que se destina en su totalidad a la Asociación «Emburria».
Como consecuencia de tales colaboraciones, en su día se instaló en el Parque Infantil un columpio adaptado para personas con discapacidad. La empresa posee aún camisetas en stock para los usuarios que estén interesados, a la vez, en colaborar con la Asociación Emburria.
La carroza de Carnaval
Cada año, y de modo desinteresado, la empresa promueve y lleva a término una carroza de Carnaval en la que se integran pequeños y mayores de Cangas de Onís
Con otras Asociaciones
Fusión colabora con Instituciones y Asociaciones de interés social, como en el caso de la «Milla Solidaria», a favor de la Fundación San Filippo, o la donación íntegra de los 600 € obtenidos, en el concurso de Carnaval de Cangas de Onís, a la Asociación Galván.
El «trabajo-servicio» de dos mujeres
Gonzalo Barrena
Aida y Pilar comenzaron su andadura como empresarias en el año 2012, en plena crisis, quizá porque las crisis son momentos si no excelentes, sí atractivos para la posición de “emprender”.
La formación y experiencia de las jóvenes determinó el acierto de la empresa: Aida, además de su formación, contaba con una diligente experiencia en la pescadería de su familia. Pilar, con su formación en el ámbito del trabajo y de la educación social. Es decir, una de ellas venía de trabajar en el delicado género del pescado, que se vende casi vivo en los establecimientos de proximidad, como el de sus padres. Ahí aprendes a hacer las cosas bien, a cuidar el género y a ganar la confianza del cliente, confianza que se desplaza “de boca en boca” en la comunidad de la que formas parte. También se aprenden, tras el mostrador, la rapidez y la eficacia en el manejo de las situaciones, porque lo mismo es un pez que una situación humana: genero vivo, tierno, cuyas formas hay que conocer y trabajar con sensibilidad porque, si no, lo estropeas.
Pilar, por su lado, acertó a formarse en el trabajo social. La época se recrudece, las familias están en tránsito hacia horarios y formas cada vez más exigentes y las instituciones tradicionales (Escuelas, Institutos, Hospitales) presentan signos de anquilosamiento: ahí la extrema flexibilidad de Fusión y la inteligencia que aplican a las juntas por las que hace agua el sistema.
Los niños que acuden a una cabalgata, los que enriquecen su tiempo de vacación en campamentos, los que cada miércoles son atendidos en talleres de estudio y socialización, por poner apenas unos ejemplos, en los tiempos que corren, necesitan calidad en el trato. Pilar y Aida, en su decir, confían plenamente en el conjunto de trabajadores que hacen posible su empresa, bien maestros, bien técnicos titulados para cada especialidad, pues es fundamental -y la ley lo exige- conocer la responsabilidad de la encomienda.
De ahí que este tipo de empresas vengan a ejercer como pivot en la partida que la clase trabajadora -en nuestro medio rural casi toda- juega con la exigencia horaria de la hostelería, máxime en la temporada alta de su dedicación. Esa necesidad era previsible. Pero también la había, sin que la pudiésemos percibir, en las horas sueltas -en ocasiones apenas medias horas- en que las familias precisan acompañamiento, uno de tantos servicios que nacen con el emprendedor: recoger un crío a la puerta del Colegio, ocuparse de él, conducirlo hacia las actividades que llenan la apretada agenda de los escolares, deposita hoy, a la puerta de nuestras comunidades, la tarea que las sociedades rurales delegaban en los maestros. O que no se percibía como necesidad.
Con lo que el emergente sector de los Servicios Sociales, más en nuetra tierra, embraga el cambio de época y engrasa el movimiento oxidado de las instituciones académicas. Fusión y otras como ella auxilian -esa es la palabra- a los concejales y alcaldes que perciben como necesidad la atención que una sociedad avanzada ha de prestar a los vecinos: los mayores y los más pequeños acaban de ser “descubiertos” por las Corporaciones, y los concejales se apoyan -y hacen bien- en estas jóvenes emprendedoras que “hacen camino al andar”.
Aida, con el oído atento a las exigencias de empresa, explica a Crónica Circular los hechos que acreditan su acción: diez trabajadores en invierno, directa o indirectamente encuadrados en Fusión, y más de veinte en temporada: «Fusión» lleva en el nombre la adaptabilidad.
La empresa lleva en el nombre la acción cooperante: en Ponga, por ejemplo, la gerontogimnasia y los talleres de baile se entremezclan, como las generaciones. En los concejos pequeños, con pocos jóvenes y población mayor, con muchos pueblos de escasísimo vecindario, los ayuntamientos ayudan en el transporte y Fusión pone los técnicos. Los locales públicos reviven en sextaferia musical el acierto de entonces, cuando eran muchos y era tamaña la necesidad de ayudarse
Imagen: Inés G. Aparicio y María M. Mascías, sobre la empresa de Animación Sociocultural «Fusión», de Cangas de Onís, Asturias.
Los Ayuntamientos, los departamentos de Servicios Sociales, Los Colegios y las Asociaciones de Madres-Padres, las Residencias de Mayores y sus respectivas Asociaciones, son los interlocutores naturales de Fusión. Pilar dice que hasta ahora se han encontrado con una respuesta siempre positiva: «hemos conseguido echar adelante todas las iniciativas«
Lo “profesional”, en la educación o el trabajo social, exige flexibilidad y sensibilidad de bailarina. Resulta complejo percibir por dónde pasa el trabajo, por dónde la necesidad. Y todo ello sin perder la referencia del trabajo «humano», es decir, la satisfacción de las personas que confían en tus manos, denominadas indebidamente ahora con el nombre de «usuarios».
“Reanimar” los tiempos muertos del sistema, las horas de sombra, las necesidades de educación. Los niños, los primeros jóvenes, los mayores, en el nuevo contexto social, quedan a merced de las pantallas. Por necesidad y responsabilidad, urge llegar a padres y madres, a trabajadores, a aldeas de vecinos contados, a instituciones de recursos moderados …
Fusión, animación
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