Libro

Se presentó el 3 de diciembre de 2022, en el Antiguo Instituto Jovellanos, de Gijón.

En el acto estuvieron presentes muchos de los protagonistas de la etapa musical recogida en el libro.

Fila superior, de izda. a dcha.: Eugenio López Noriega (Los Rebeldes), Felipe del Campo (Los A-2, Los Bríos, Salitre y muchos mas), Javi Pedraces (autor del libro), Tomas del Campo (Los A-2, Los Brios), Carlos Fernández Miranda (Los A-2, Los Bríos), Esteban Delestal (Los Luke).

Fila inferior, de izda. a dcha.: Jose Manuel Sánchez «Manolo Bordé» (Los Jaguars), Eduardo G. Salueña (Taller de Músicos de Gijón), Pedro Hernandez Álvarez (RTVE), María Antonieta Laviada (Las Sombras), Ramón Borrego (Los Llamas), Luis López Trueba (Los Movers), José Miguel Díaz (Los Linces) y Luis Manuel Suárez «Sito» (Los Luke).

Asturies 60

Un libro de Javier Pedraces sobre el rock and roll

Gonzalo Barrena. Artículo publicado en el semanario El Fielato, el miércoles 14 de diciembre de 2022.

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Hace décadas que Javier Pedraces viene siendo él. El segundo libro de historia musical que saca a la luz lleva también el sello de su naturalidad narrativa -como la vital- mientras sigue un rastro de trece años al existir musical de Asturias, un poco demorado respecto al mundo anglosajón o mundo a secas. Vayamos al asunto.

Aprieta la obra un total de 438 páginas de buen papel y lúcido diseño, cargadas de contenido en una edición prestosa ya desde la portada, que remeda la agrietada textura de los éxitos de entonces. Agotada la funda por tantas manos en el sacar y guardar el vinilo, el libro sale de imprenta con la cara de un viejo amigo.

Otra cosa es la década, que arranca en 1956 como el que esto escribe y termina al filo de los 70, abortadas las utopías del Mayo Francés. Porque estamos ante un libro de historia inadvertida, que hará mucho bien a los estudiantes porque la oficial es menos verdad que las otras, sepultadas en el discurrir de cada día. Es tan difícil mentir en escena como en el fútbol, donde todo el mundo te ve y, si está de dios, te disfruta. Cualquiera de los carteles prorrateados entre las páginas del libro cuenta más de esa España que no era ni grande ni libre, que todas las ínfulas del tardofranquismo.

Ahora bien, que la década pujaba por romper la costra cultural era más visible en los discos que en los discursos. La prolija selección de recortes y titulares certeramente maquetados en el libro, enseña bien la caspa que asediaba los espacios musicales, donde latían ya con acento extranjero las ganas de vivir. Los padres y abuelos de la época, mutilados todos por la guerra, vociferaban desde el otro lado de la brecha generacional, al igual que los conductores de diligencias lo hicieron con el ferrocarril. El libro cuenta cómo empezaba a desmoronarse el Régimen, estremecido por una sílaba repetida, ye-ye, y un conjunto de escarabajos cuyo mérito mayor -se recuerda en las páginas- era el furor que provocaban sus melenitas entre las adolescentes. Sin percatarse de que toda la época lo era.

Pero conviene insistir en que estamos ante un verdadero libro de historia, llamado a completar eso que la familia no te cuenta, y que hay que esperar a que sus protagonistas se hagan abuelos para que lo confiesen, de la mano de Javier Pedraces (Cangas de Onís, 1975) a los nietos de hoy. Entonces, el viejo reconocerá que escuchó al Duo Dinámico, que Los Brincos eran la opción ibérica y que Victor Manuel acababa de salir para la capital con guitarra de emigrante en busca de un hueco en la fama ibérica, que siempre se abría por Madrid. Y que todos ellos tenían honra y que era España la que permanecía sumida en la modorra. El libro, con todo y con eso, muestra las fotos de un despertar.
Y volviendo al producto, que tendrá éxito sin duda porque tiene un inmenso público potencial, hay que agradecer al joven historiador que desempolve con detalle el menudeo musical de una década, si no más, preñada de acontecimientos. Envejecía Franco camino del Valle mientras los combos tradicionales infestaban las salas con melodías de repetición. El hastío es el mejor abono para los innovadores, aunque vistan, canten o se peinen de modo incorrecto. De eso van las primeras 136 páginas de memoria histórica y musical, mientras que el resto de la obra aporta una síntesis desconocida: el álbum documental de los protagonistas, con apellidos de guerra, plaza y productos que van a pasar de mano en mano entre generaciones, diciendo: mira, éstos son los que luego montaron aquello de…
Y habrá también tráfico entre regiones, pues uno de los aciertos del autor es traer el panorama internacional, donde se preñaban los músicos -de pasta o casta- al paritorio peninsular con sala en Asturias, revelando que la globalización comenzaba a diluir el cordón sanitario de los Pirineos. Con una coda: la auto-presentación de los conjuntos, bizarra hasta la médula, supone toda una lección de diversidad. Cada grupo es diferente al de la foto anterior y a veces a las suyas propias, indicando que la potencia de salida disparaba a los conjuntos contra el cielo de la época, que era de cristal.

Buen trabajo y muchas gracias, amigo Javier.

Asturies y esa música que produce frenesí

Eduardo Lagar. Artículo publicado en el periódico La Nueva España, el 19 de diciembre de 2022.

Presentaron la obra:

Pedro Hernández (de RNE)

Eduardo García Salueña (del Taller de Músicos de Gijón)

Javier Pedraces, el autor

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